Calentar y Estirar: Los Dos Grandes Olvidados que Marcan la Diferencia

¿Te ha pasado que empiezas a entrenar y los primeros minutos te sientes torpe, lento o incluso dolorido? Lo más probable es que te hayas saltado el calentamiento. ¿Y ese agarrotamiento al día siguiente? Puede que no hayas estirado.
En un mundo donde todos queremos resultados rápidos, muchos olvidan que el calentamiento y el estiramiento no son opcionales: son clave para rendir más y evitar lesiones.

¿Por qué calentar importa?

El calentamiento activa tu cuerpo y tu mente. Aumenta la temperatura muscular, la elasticidad de los tejidos y mejora la respuesta neuromuscular.
🔹 Según un estudio de la National Strength and Conditioning Association, un calentamiento bien diseñado puede mejorar el rendimiento hasta un 7% en deportes explosivos como el pádel o el HIIT.
🔹 Además, reduce el riesgo de lesiones en tendones, músculos y articulaciones porque prepara al cuerpo para la carga que se viene.
👉 Idealmente, tu calentamiento debe durar entre 8 y 12 minutos e incluir movilidad, activación y algo de cardio suave.

¿Y el estiramiento?

El estiramiento, especialmente el que se hace después del entrenamiento, tiene otro rol: ayuda a relajar el cuerpo, mejora la flexibilidad y acelera la recuperación.
🔸 Estirar al terminar el ejercicio reduce la sensación de agujetas y mejora la movilidad a largo plazo.
🔸 Además, estirar conscientemente también ayuda a bajar pulsaciones y reducir el estrés, algo muy útil si vienes de una sesión intensa.
⚠️ Consejo clave: evita estiramientos estáticos antes de entrenar. Mejor usa movilidad y activación. Reserva los estiramientos largos para después.

Curiosidad que te sorprenderá:

Un calentamiento específico puede incluso mejorar la toma de decisiones en deportes como el fútbol, el pádel o el baloncesto. ¿Por qué? Porque activa tu sistema nervioso central, haciendo que reacciones más rápido y pienses con mayor claridad.